Duda molinos, de Maestro en Maestro

Texto: Karina Hollo.

En los años 80, fue el primero salió del salón convencional para trabajar en estudios de fotografía y en sets de televisión. En los 90, participó en el Phytoervas Fashion, embrión de los Sã Paulo Fashion Week (SPFW). Y el 2000 lanzó su propia propia línea de maquillaje. Él es un genio. Y ésta, su historia.

Duda Molinos (IG @dudamolinos) fue el precursor del movimiento que sacó a los maquilladores y peluqueros de los salones de belleza para llevarlos a los backstages de los desfiles de moda, a los sets de televisión y a los editoriales de moda. Y por eso es hasta hoy visto como maestro. Pero, aún lleno de talento y genialidad, el niño venido del Sur de Brasil que estudiaba Artes, en Porto Alegre, a principios de los años 80, no imaginaba lo que le aguardaba.

Eduardo Molinos a los 16 años empezó a trabajar, pero en algo muy diferente. “Tuve la oportunidad de hacer la escenografía de la ópera Lo Schiavo (El Esclavo, en italiano), como asistente del director de escenografía, que era amigo de mi hermano. Cuando el espectáculo terminó, dijeron que mi diseño se adecuaría bien en una agencia de publicidad (en la época no existían los ordenadores). Trabajé como becario haciendo “paste up”, pero no disfrutaba del ambiente. Entonces, trabajé como dependiente en una tienda de ropa. Fue mi primer contacto con la moda, cuando entendí que allí había una industria”, nos cuenta.

“En 2015 Duda quiso volar en solitario y abrió su propio espacio: Lab Duda Molinos en el barrio Higienópolis, en São Paulo”

En otro intervalo entre trabajos temporales, Duda hizo amistad con jóvenes que frecuentaban el salón undergroundScalp. “El dueño se dio cuenta de que yo estaba siempre allí y decidió darme una clase de corte”. Al día siguiente, cuando todo el equipo salió a almorzar, llegaron dos clientes, una mujer y un chico de

18 años, la misma edad de Duda. “Walter (el dueño) sugirió que cortara el pelo del chico, que buscaba un look que era en aquel entonces un éxito de los años 80: corto y despeinado arriba y más largo detrás”. Duda recuerda que sudó, se desesperó… Pero al final a aquel chico, que era alguien influyente de la época, no solo le gustó como siguió siendo cliente y le recomendó entre sus amigos y amigas. “Empecé a trabajar y pronto era la estrella de aquel salón pequeño, de apenas seis sillas. Gané dinero y pasé a cortar el pelo de la alta sociedad gaúcha, madres e hijas”.

Un poder de atracción que no solo cautivó a clientes, sino que uno de los salones con más nombre del momento: Scissors. “El dueño, amigo de Costanza Pascolatto y Regina Guerrero, quiso tenerme allí. Yo dije que iría si él, en seis meses, me llevaba a São Paulo”.

Fue el comienzo de una era de mucho trabajo en películas publicitarias, editoriales y catálogos. “Tanto que me perdí en la contabilidad que acabé inventando la profesión de agente. Sugerí a una amiga, Ángela, que me cuidara de mí y de algunos otros profesionales que estaban empezando. Y así nació Angel, que luego se convirtió en First”, añade.

En 1993, cuando Paulo Borges creaba el Phytoervas Fashion, que sería la semilla del SPFW de los años 2000, Duda estaba allí. Y ayudó a construir la moda brasileña, coordinando la belleza de prácticamente todos los desfiles que ocurrían en un galpón en el barrio de Vila Olímpia, en São Paulo. Firmó también los fashion shows de grandes diseñadores en Brasil como Vivienne Westwood, Clements Ribeiros, Paco Rabanne, Jean Paul Gaultier, Christian Dior, Christian Lacroix y Pierre Cardin.

“En los 90, estuve un año trabajando en Nueva York, una experiencia que fue maravillosa para ampliar mis referencias. Participé de desfiles, conocí fotógrafos y modelos. Pero con la llegada del invierno americano decidí volver a Brasil y trabajé aun más”. Hasta que en 1999 recibió una llamada de la Rede Globo (canal de televisión) para tener un espacio en el programa televisivo de una nueva presentadora, Ana María Braga. “Hice la prueba y me gustó. En el equipo teníamos a Gloria Khalil, Claudia Matarazzo, Carlos Heitor Cony. Y yo tenía un espacio de dos a tres veces a la semana. ¡El programa tenía una fuerza increíble!”

El sello Duda

Tanta exposición trajo consigo una invitación para escribir un libro para la editora Senac: Maquillaje Duda Molinos (que sigue siendo editado y vendido hasta el día de hoy). “Como solo podía divulgar el libro en la Rede Globo, me dejaban hablar de él en el programa. Tuvo una repercusión increíble.”

Poco después, Duda dejó la televisión, pero siguió rodeado de famosos al hacer la columna de transformación en la revista Quem Acontece, en la que maquillaba a actores y actrices, convirtiéndoles en otros personajes famosos. “Fue el primer éxito del culto a las celebridades. Pasé a ser deseado por ellos, no paraban de llamarme”.

En el 2006, en una feria, fue invitado a tener su propia colección de maquillaje por Vult. Los productos de Duda Molinos Make Up Studio tuvieron una gran acogida, pero en 2015 Duda quiso volar en solitario y abrió su propio espacio: Lab Duda Molinos en el barrio Higienópolis, en São Paulo. Un centro multidisciplinar con más de 500 m2 que acoge un salón de belleza, pero además alberga conferencias, consultorías y talleres. “Hoy es todo muy fugaz, seguimos el ritmo al que actualizamos nuestro feed de Instagram. Es la plataforma de comunicación más potente y yo he de adaptarme, sin violentar o subvertir mis principios. Estamos en la era de la simplificación y de maquillajes muy iguales, casi selladas, que cualquier chica de 16 años puede reproducir. Sin embargo, es necesario crear una plataforma con calidad”, finaliza el maestro.

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